Transporte e izado de equipos a presión
- Publicado por: César Boró Martín
- Categoría: Static Equipment
En primer lugar hay que tener en cuenta que las operaciones de transporte e izado de equipos a presión pueden verse desde dos perspectivas distintas pero intrínsecamente ligadas. Por un lado está el equipo a presión, el cual no podrá sufrir ningún daño desde su salida del taller hasta su ubicación en su posición de operación. Para ello son empleados diversos medios para conseguir el fin señalado. Pero, por otro lado, estos medios tendrán que cumplir con una serie de requisitos, incluyendo los legales.
La casuística en el transporte e izado de equipos a presión es relativamente amplia ya que depende de varios factores, tales como la distancia entre el punto de origen y el de destino, las rutas por las que será transportado, los medios de transporte necesarios para el traslado y para el izado, las dimensiones del equipo o el material del mismo, entre otros.
El equipo a presión, en las actividades de transporte e izado, puede sufrir solicitaciones mecánica elevadas que generen deformaciones permanentes, lo que provocaría un impacto importante a nivel económico y de planificación. Por ello, los esfuerzos en todo este proceso han de ser tenidos en cuenta, tanto a la hora de calcular el equipo frente a ellos como para el diseño de los elementos auxiliares necesarios.
Cabe destacar que los equipos largos y de espesores más finos, como puede ser el caso de una columna esbelta, así como los que presentan puntos singularmente geométricos, como, por ejemplo, equipos con transiciones cónicas, son más susceptibles de sufrir daños indeseados que, pongamos por caso, un reactor de gran espesor.
Cada medio de transporte (barco, camión, etc.) tiene sus propias estructuras de esfuerzos que afectarán el equipo. Por ejemplo, los equipos transportados por mar sufrirán esfuerzos oscilantes provocados por el oleaje.
Como resulta lógico pensar, y es requerido por los códigos usualmente empleados en el diseño de los equipos a presión, todos los esfuerzos que puedan generar daños en el equipo tienen que ser considerados en los cálculos. Llegados a este punto, se hace necesario resaltar que los equipos cuya posición de servicio es vertical requieren de unos cálculos específicos para las operaciones de transporte que, en el caso de un equipo horizontal podrían, según el caso, quedar cubiertos por los cálculos en condiciones de operación.
Una de las formas más habitualmente empleadas para el transporte de un equipo, incluyendo los horizontales, consiste en apoyarlo sobre unos soportes, comúnmente conocidos como cunas, los cuales deberán resistir las cargas que el equipo a presión le transmitirá pero, sobre todo, no deberán generar en este unas solicitaciones que superen las admisibles. El número y la ubicación de las cunas de transporte dependerán de la configuración del equipo y del medio de transporte empleado. Dichas cunas pueden ser fabricadas de madera o acero, siempre y cuando no provoque problemas de corrosión. Las cunas de transporte y el equipo en cuestión deben estar unidos formando un todo. Como criterio general, puede decirse que es conveniente situar las cunas cerca de los elementos de rigidez del equipo, como por ejemplo, anillos de vacío o cabezales.
Un equipo vertical soportado sobre cunas para el transporte puede, en algunos casos, ser calculado como si se tratase de un equipo horizontal soportado sobre sus cunas de operación. Por ello, el procedimiento de cálculo guardará muchas similitudes, como, por ejemplo, evitar que las tensiones de flexión o las que se producen en la esquina de las cunas superen los valores considerados admisibles.
En lo que se refiere al equipo y sus elementos, los cálculos deben tener en cuenta cada uno de los elementos empleados en la sujeción durante el transporte o el izado, como, por ejemplo, las orejetas o muñones de izado o la orejeta de retenida, así como las cargas que estos elementos le transmitirán al lugar del equipo donde vayan fijados (envolvente, cabezales, faldones, patas, etc.). En todos estos casos, es necesario garantizar que se las tensiones existentes no superan las admisibles.
Los movimientos a los que se ve sometido el equipo a presión durante su transporte se traducen en esfuerzos en las tres direcciones. Los esfuerzos verticales pueden actuar en el mismo sentido que el peso o en sentido opuesto, mientras que los esfuerzos horizontales aplicarán en las direcciones longitudinal y/o transversal.
Otros elementos auxiliares de gran importancia son los que sirven para amarrar al equipo. Normalmente se usan los elementos de izado del equipo para trincar al equipo y deben considerarse de tal forma que absorban cargas longitudinales y transversales.
Cuando nos adentramos en el caso específico del izado, en los cálculos del equipo deberemos tener en cuenta diversos factores. Por regla general, un equipo vertical será transportado en posición horizontal, por lo que será necesario considerar que el equipo calculado adoptará todos los ángulos desde la posición horizontal hasta la vertical, con los esfuerzos asociados a cada ángulo. También es necesario señalar que esta operación reviste un peligro potencial de seguridad para las personas, por lo que es habitual que el cálculo de izado se realice considerando un factor de seguridad que minimice la posibilidad de que ocurra un accidente.
Es algo común que los equipos sean transportados e izados con el centro de gravedad indicado claramente visible en el punto donde se halle para que el reparto de cargas durante estas operaciones sea el adecuado.
En cuanto a la protección del equipo ante los procesos de corrosión, suele ser rellenado de un gas inerte (normalmente nitrógeno) para evitarlos.
Hasta aquí se ha partido de la premisa de que el transporte e izado del equipo tiene que adaptarse a la función de no dañar la integridad del mismo respetando las limitaciones legales y técnicas del recorrido, en el transporte, o del lugar de instalación, en el izado. Pero, en ocasiones, se da el caso, no tan infrecuente como cabría esperar, de que, con la configuración determinada del equipo a presión, no sea posible su traslado y posterior izado sin evitar forzar los límites establecidos. En estos casos, por consiguiente, es el diseño del equipo el que tiene que adaptarse para que este llegue a su destino sin inconvenientes.
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